La diabetes mellitus es un término que engloba varios trastornos metabólicos caracterizados por un aumento de la concentración de glucosa en sangre (hiperglucemia crónica), que se relaciona con deficiencias en la secreción y / o acción de la insulina.

El tratamiento de la diabetes tiene como objetivo normalizar la glucemia del paciente, por lo que es necesaria su monitorización continua ya que las concentraciones de glucosa en el organismo son muy variables.

Los cambios glucémicos agudos se determinan mediante la medición de la glucosa, ya sea mediante una prueba de laboratorio o mediante un glucómetro. Esta determinación se ve muy afectada por la ingesta de alimentos a lo largo del día, por lo que se recomienda el seguimiento de los cambios glucémicos a largo plazo la dosificación de proteínas glicosiladas.

La glicosilación de proteínas, ejemplificada en la figura anterior, es un proceso natural que se agrava en la diabetes. Con el tiempo, las moléculas de azúcar se unen a las proteínas en la sangre, por lo que la dosis de su tasa de glicosilación refleja el promedio glucémico del paciente durante la vida útil de esa proteína. Por lo tanto, una mayor concentración de proteínas glicosiladas indica que la glucosa en sangre se ha mantenido por encima de los niveles normales durante un período prolongado.

La frutosamina es el término popular para las proteínas glicosiladas no enzimáticas en la sangre. Dado que la proteína más abundante en la sangre es la albúmina, la dosis de frutosamina refleja las concentraciones de albúmina glicosilada. Por lo tanto, este es un marcador glucémico que refleja la glucemia observada en las 2 a 3 semanas previas al examen.

En comparación con la hemoglobina glucosilada (HbA1c), un marcador glucémico que está muy extendido y refleja la glucemia en las 6 a 8 semanas previas al examen, la medición de fructosamina es clínicamente más interesante para controlar el tratamiento de la diabetes. Como la albúmina es una proteína más sensible a la glicosilación, tiene una respuesta más rápida a los cambios glucémicos que la hemoglobina, lo que ayuda al médico a tomar decisiones más rápidas con respecto al tratamiento propuesto.

El uso conjunto de los ensayos de HbA1c y Frutosamine es aún más valioso. Como las variaciones glucémicas afectan más rápidamente la dosis de fructosamina, la determinación de niveles altos de fructosamina asociados con niveles normoglucémicos de HbA1c indica que el paciente está hiperglucémico durante un período corto. Por lo tanto, el riesgo de complicaciones relacionadas con la diabetes es bajo y puede revertirse.

La situación opuesta también es un excelente marcador para indicar la eficacia del tratamiento, ya que la caída de la glucemia se reflejará principalmente por la reducción de la concentración de frutosamina en sangre.

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Fernanda Rebellato Giordano Martim
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